La Historia de Madrigal de las Altas Torres está plagada de hechos en los cuales la Naturaleza está claramente reflejada, así el Rey Juan II de Castilla y el Obispo de Ávila “El Tostado” fueron dos grandes halconeros, llegando a escribir este último un manuscrito sobre Cetrería y el primero encargar a su Halconero Real, D. Juan de Sahagún, el primer libro de cetrería escrito por un profesional de dicho arte. En el lenguaje, expresiones como “avetardado” (estar medio dormido) son comunes y el significado es correcto conociendo el gusto de la avutardas por “sestear”.
Actualmente mucho ha podido cambiar el ambiente natural madrigaleño respecto a siglos atrás. Muchas masas boscosas se han perdido (grandes encinares y bosques de Pino piñonero), un número de especies han desaparecido por completo o casi por completo (Lince ibérico, etc), pero lo que es incuestionable es que el valor que conservan las campiñas de Madrigal es importantísimo para la supervivencia de algunas especies de aves (aves esteparias) y para el buen entendimiento de los orígenes de los valores artísticos y gastronómicos de Madrigal.
En la campiña de madrigaleña nos encontramos con cuatro diferentes tipos de hábitat, la llanura cerealista, masas arbóreas (bosques, bosquetes islas y pequeñas líneas de riberas), las zonas húmedas y los núcleos rurales y urbanos.
La llanura cerealista representa el ecosistema de mayor valor ecológico con el que contamos, donde habitan especies de aves con el máximo grado de protección a nivel mundial como la Avutarda y el Sisón, acompañadas de otras no menos importantes y bellas como son los aguiluchos cenizos, alcaravanes, gangas y ortegas. Muchas de las especies de aves que nidifican en los otros hábitats anteriormente mencionados utilizan la planicie cerealista para buscar alimento o cruzarla en sus viajes migratorios. En la estepa cerealista se conjugan algunas de las más bellas imágenes que la Naturaleza puede dar, esa fusión de expresividad del cielo y sus nubes con los campos de cereal verdes primaverales o amarillos estivales que nacen de nuestros pies y se alejan hasta acabar en unión con el azul y separado sólo por esa delgada línea que es el horizonte.
En las masas boscosas destacaremos a las aves de presa, distribuidas en pequeños bosquetes como los cernícalos vulgares y búhos chicos, bosques de mayor extensión donde residirán busardos ratoneros y aguilillas calzadas y las riberas utilizadas por los milanos reales como dormideros invernales.
En las zonas húmedas un gran número de lagunas y pequeños lavajos han desaparecido por el intensivismo agrario y sus consecuencias (desecación y sobreexplotación del acuífero subterráneo), pero en la actualidad diversas lagunas como las de Moraleja de Matacabras y Astudillo aumentan más esa gran riqueza natural y otras cercanas a Madrigal, se han protegido (Los Lavajares y el Oso). Grullas y gansos invernantes en número de cientos, así como una gran variedad de aves acuáticas, como patos y limícolas, hacen de estas lagunas puntos clave del interior peninsular como áreas de invernada y sobre todo, como escala obligatoria en sus grandes viajes de ida y vuelta a África.
El casco rural y urbano representa un seguro de vida para algunas aves que fuera de este ambiente tendrían escasas posibilidades de competir con otras especies similares. Así golondrinas, vencejos, aviones comunes y cernícalos primillas se verían gravemente dañados si estos enclaves urbanos desaparecieran con el paso de los años. Pero el hecho de vivir bajo la protección del ladrillo mudéjar, no lleva a una salvaguarda total.
Son muchas las emplumadas que completarían una lista de alrededor de 220 especies de aves. Esto es más del 65% de las especies de aves observada en Castilla y León en sus diferentes hábitats (montaña, llanura, zonas húmedas, etc).
Pero todo lo comentado anteriormente sólo es una mera “introducción” cuyo fin es conseguir, como su significado indica, el “adentrarnos” a descubrir los tesoros vivos de esta Tierra de barro y cereal, Tierra de reinas, valientes y poetas cantores… Tierra de adobe y paja, Tierra de Isabel, Don Vasco y El Tostado… Tierra de avutardas, halcones y jilgueros.
Así es Castilla… así es Madrigal de las Altas Torres.
Gabriel Sierra González
Fotógrafo de Naturaleza