

¿Qué es lo que le pides a la vida? Esta pregunta nos la hacemos todos, ¿verdad? Unos dirán familia, otros dirán amor, otros, éxito, fama… Pero la respuesta es más sencilla, lo primero que uno pide es una vida larga, y luego ya veremos.
Por eso estamos hoy reunidos con DORA, nuestra madrigaleña más veterana. Imaginaos, nació en 1923, cuando no había pavimento, ni alumbrado eléctrico y se acarreaba el agua desde la fuente con el carretillo de dos cántaros. No había servicios sociales, ni sanidad o educación garantizadas y en lugar de democracia, había guerras. Pero tenían otras cosas: coraje, resistencia, alegría, solidaridad entre familiares y vecinos, y una increíble capacidad de trabajo.
Sin personas como DORA, no estaríamos aquí, este país tampoco. Para ellos la palabra crisis tiene otro significado. Crisis la que pasamos nosotros, dirán. Si les hacemos caso, saldremos mejor de esta.
Hoy le brindamos este homenaje porque representa el verdadero éxito de la existencia: superar dificultades, sacar adelante a los hijos, darles más de lo que alcanzan las propias fuerzas… Y llegar a la vejez, completar una trayectoria fértil que deja huella en sus descendientes y en la propia historia de Madrigal. ¿Qué quieres ser de mayor? Pues como nuestra querida DORA, qué más se puede pedir.
Celebramos sus cien años con alegría porque aún le queda muchos momentos por disfrutar. Si no fuera por su alegría y optimismo, no hubiera llegado tan lejos, eso seguro. Ha demostrado que el secreto es encarar el día a día con la frente alta, las manos ocupadas y las quejas reservadas para otra ocasión. Este reconocimiento, además, quiere formar parte de nuestra memoria colectiva, para que sus biznietos y las generaciones futuras puedan revisarlo y entender las cualidades que han heredado. Saber de quién vienen para saber mejor adónde van.
DORA, muchas gracias en nombre de todo tu pueblo.
Vamos a repasar algunos momentos de tu largo camino. Veremos una selección de fotografías entrañables. Aparecen en ellas toda tu familia, claro, pero también las viejas calles, las viejas costumbres, tus encuentros felices con familiares y amigos, los viajes inolvidables… Invito a Dora y a sus familiares a comentarlas. Sois los protagonistas.
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